Margarito Vela Ramírez fue uno de los pintores más prolíficos del último tramo del porfiriato potosino, la temática religiosa fue dominante en su obra y le representaba un ingreso estable que debió ampararlo ante la vida azarosa de los artistas de su época, aunque murió pobre y enfermo en 1917, encontró en el psiquiatra Salvador Gómez Eichelmann al biógrafo que no cesa de inquirir nuevos datos de su vida y producción artística como un deber ineludible.
Esta búsqueda de Eichelmann ha ampliado el inventario de la obra de Vela, consignada en el libro que le publicó la UASLP (2013) sobre este pintor que fue un copista notable, arropado por el clero y la burguesía; tenía su taller y morada en el barrio La Perlita, malfamado por servir de refugio de delincuentes y viciosos, en la actual calle 2 de Abril, a unos pasos de las Nueve Esquinas.
Sus hallazgos más recientes están en las cúpulas de la Catedral de Durango, un encargo relevante para Vela y sus ayudantes, cuya autoría ya había sospechado y confirma con documentos y otras fuentes; en el templo de la Asunción de Lagos de Moreno, Jalisco; en el templo parroquial de Cerritos, San Luis Potosí; en la parroquia del Encino de Monterrey, Nuevo León; y otras pinturas —retratos de clérigos, profesionistas, de un niño voceador y señoras de la alta sociedad; reproducciones de la imagen guadalupana que era su especialidad—; con el tiempo las obras, no siempre obtenidas de manera lícita, han cambiado de propietarios y en algunos casos han salido y retornado a San Luis Potosí.