La construcción de la identidad gay en San Luis Potosí a partir de la segunda mitad del siglo XX, ha sido un proceso arduo e interminable, represión policiaca y estigmatización social desde la prensa con titulares infamantes para tratar de extirpar a los homosexuales como si fueran una “plaga”; el término gay llegó del extranjero a finales de los setenta, décadas atrás la comunidad homosexual ya libraba sus batallas en cantinas como espacios de recreación y ligue, entre los pioneros podemos mencionar a El Huizache, Nuevo Mundo y El Hoyo Funky, hasta llegar al Sheik, en el que se ganan visibilidad y derechos, pero el miedo e ignorancia ante la aparición del VIH/SIDA en los ochenta, significó un retroceso doloroso, homofobia recargada, pacientes rechazados por el sector salud y crímenes de odio.
El sector Escontría o Eje Vial Ponciano Arriaga (conocido antes como La Lagunita, en la que terminaban ya turbias las aguas de La Corriente), fue y sigue siendo la zona roja, es inseparable de la historia de la ciudad; en la época virreinal fue paso obligado de viajeros, mineros y transgresores, delimitada por la barda de la huerta de la orden carmelita, convertida luego en la Alameda y se destrampó con la llegada del ferrocarril en los últimos años del siglo XIX y siguientes.
La transformación urbana con fines moralizadores del gobierno de Fonseca para erradicar de tajo esta imagen de placeres y libertinaje, el derribe de manzanas con hoteles, cantinas, prostíbulos, comercios, vecindades y laberínticos callejones, para levantar el edificio de Seguridad Pública como símbolo del orden y abrir vialidades, no sirvió de mucho, la vocación histórica de este espacio se mantiene inamovible.