En los albores de la Independencia la salud pública en la ciudad de San Luis Potosí era muy precaria, la desidia de la autoridad y la falta de hábitos de higiene de la población se conjuntaban para favorecer la propagación de enfermedades y muertes, en las calles se acumulaba basura, cadáveres de animales, agua turbia estancada y debió respirarse en algunas zonas un hedor insoportable, este panorama aparece en el informe del médico Pascual de Aranda en 1820 y se le solicitó cuando una enfermedad conocida como “agudas” asolaba la ciudad.

En la exposición Re-visiones de Salvador Gómez Eichelmann en el Museo de la UASLP, hay pinturas a descifrar y paisajes rulfianos, subvierte el orden de la historia patria o de bronce al conciliar a personajes antagónicos que hasta ahora siguen alimentando pasiones y rencores, aparece la llorona como el espectro que habita en nuestra psique nacional, en esta re-visión caben todos y el conflicto se desvanece; quizá es un ejercicio de lo que llaman psicohistoria, al fin sicoanalista e historiador de arte; y en un sentido diferente aborda la historia del terruño al reafirmar a la pléyade de potosinas y potosinos que han contribuido desde distintas disciplinas y artes a enriquecer la cultura de San Luis Potosí, se muestra una vocación al muralismo adaptada a otro formato y tamaño.

El representante emblemático de la prensa católica potosina en la segunda mitad del siglo XIX, es Primo Feliciano Velázquez, la cabeza de la primera generación de intelectuales católicos nacida en la restauración republicana, y uno de los que sentaría las bases de la historiografía potosina; las penurias y riesgos de la práctica periodística, a un paso del duelo o la cárcel, lo forjaron para trabajos mayores; a sus 23 años de edad ya blandía su pluma como una espada filosa contra el orden liberal, su rechazo al regreso de Carlos Diez Gutiérrez al gobierno lo hizo patente en una carta, con la reserva de su nombre, que le publicó El Tiempo en 1884, dirigido por Victoriano Agüeros: “pero hoy, que en pleno día se hace alarde de un poder tiránico, se han abierto nuestros ojos, y no podemos menos que lamentar nuestra desgraciada situación y pedir se nos conceda por gracia otro rey que no sea de la dinastía de los Diez, que han hecho ya un patrimonio de este desdichado Estado”.

Estamos de fiesta, con esta edición 81 cumplimos dieciséis años en circulación, lo que fue un impulso de entusiasmo por difundir historias, culturas y artes potosinas, se ha convertido en un largo disfrute compartido, de otro modo no habría sido posible, agradecemos de manera infinita a los lectores, voceadores, librerías, colaboradores y anunciantes su compañía y apoyo.

Por admin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *