Férreo detractor del uso de expresiones como “salvajes, primitivos y bárbaros” para referir desde la academia a los chichimecas que se resistieron a la conquista hispánica en esta región, el doctor Juan Carlos Ruiz Guadalajara, fallecido en agosto pasado, fue un historiador radicado esta ciudad durante varios años adscrito al Colegio de San Luis, enfocado en el periodo virreinal, autor de varios libros, artículos y ensayos que enriquecieron la historiografía potosina; disidente innato, confrontó el modelo del investigador esterilizado que esquiva a la sociedad al integrarse a la defensa del medioambiente y el patrimonio histórico avasallados por el capital extranjero; a su memoria dedicamos esta edición.
Mariana de la Candelaria fue una mulata libre, de la hacienda Santa Ana de la Sierra de Pinos, casada, madre de cinco hijos y curandera, fue acusada ante el Santo Oficio de brujería en 1760 por el administrador de la hacienda de Guanamé de Venado, su proceso fue largo y torcido, negó todos los señalamientos, solo admitió haber consumido peyote, ocho años después se le sentenció a doscientos azotes, a la vergüenza pública de recorrer calles con distintivos de maléfica, hechicera y bruja, y al destierro.
La industria pulquera habría llegado a San Luis Potosí junto con los tlaxcaltecas, en el siglo XVIII se comenzó a regular su producción y consumo, era una actividad económica muy rentable, las pulquerías proliferaban en la ciudad, fue el elixir de la masa popular hasta el porfiriato en el que fue desplazado por la cerveza; de ese pasado dionisíaco potosino está la pulquería “El Cariño”, ubicada en el barrio de Tequis, fue un escenario frecuente de hechos de sangre y de la que perdura un sosegado callejón entre Carranza y Madero.